sábado, 22 de octubre de 2011

Jabón Iberico, solo en Carrefour.

  Estos últimos días he estado visitando varios supermercados para estar informado de las novedades y cambios que ocurren en ellos. Siempre he dicho que para criticar hay que tener conocimiento para no hablar cosas que no sean verdad. Así que la mejor forma es personarte en los distintos sitios no sólo para verlos, si no también para hacer una compra en ellos.

  Entre los que he visitado se encuentran Hipercor, el supermercado de El Corte Inglés, Carrefour, Mercadona, Makro, Maxi Día... he de confesar que a Lidl no he ido, me niego a comprar nada que venga de ahí.

  Me he llevado sorpresas en ambos sentidos, unas me han gratificado y otras todo lo contrario (como es el caso de Makro, como siga así y no cambie de rumbo creo que le quedan muy pocos años de vida). Pero hoy quiero compartir con vosotros las sensaciones que tuve el día que hice la compra en Carrefour.

  Mis recuerdos de Carrefour se remontan al antiguo Continente, y la verdad es que lo recuerdo con agrado porque solíamos ir en familia a hacer la compra grande del mes (algo que se está perdiendo, eso de la compra del mes), y ese buen recuerdo lo comparten también sitios como Hipercor o el extinto Ecovol, lugares donde solía comprar en mi infancia.

  Pero a lo largo de estos últimos años venía notado cierta metamorfosis en Carrefour que no sabía muy bien a dónde le conduciría. Hoy día con el protagonismo de la marca blanca, los 3x2, los vales descuento y la tarjeta de puntos todos los sabemos.

  El caso es que la sensación predominante que tuve fue de lo que podríamos llamar tristeza, la mayoría de personas cargaba los carros con discount y marca carrefour, vi hasta un pobre diablo de unos 30 años coger un refresco marca carrefour (si quieres ahorrarte unos malditos céntimos al menos coge Pepsi, pero nunca marca del distribuidor en refrescos). Pero no me quiero meter en lo que compraban los demás (que después me llueven las críticas).

  Quiero centrarme en dos momentos puntuales que personalmente me molestaron mucho. Por si no lo sabéis os lo digo ahora, odio el queso, utilizo la palabra odio, pienso que es un alimento que sirve para poco más que atraer ratones, así que cuando en mi casa los roedores de mis hermanos con mi padre a la cabeza se ponen a cortar queso no me queda otra que irme a otra parte o abrir las ventanas de par en par. Pero cuando se está en un sitio público te miran muy mal si vas con la boca tapada y hay que esforzarse un poco para no echar el pato. El problema es cuando te ponen el queso a dos metros de la ropa, creo que a ninguna persona le guste estar viendo zapatillas de andar por casa o toallas de baño compartiendo olor a roquefort.


  Si, todos sabemos que el espacio es limitado y hay que adaptarse a lo que hay, pero no hay que ser un maestro en merchandising para hacer un par de cambios y optimizar no sólo el espacio, si no la coherencia.

  Otro momento que no me gustó fue cuando en la parte de los jabones, desodorantes y demás productos de baño vi como los jamones con toda su grasa invadían la zona que estos tenían. Como no tengas cuidado puedes mancharte de grasa al coger un jabón. Creo que eso se podría mejorar.

  A veces pienso que soy muy maniático y caigo en cierta imbecilidad al fijarme en estas cosas, y posiblemente tenga razón, pero así es la vida, siempre estaré al lado de la excelencia en vez de en el lado de "no pasa ná". Después todos quieren ser iguales.

2 comentarios:

  1. toda la razón con mezclar alimentos con jabones o ropa,es asqueroso, pero en total desacuerdo con el queso amigo, porque a ti no te guste no quiere decir que tengas que contar que es comida de ratas, igual a ti te gustan las ostras y yo te digo que comes moco de vaca, asi que ... por lo demas de acuerdo.

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  2. "he de confesar que a Lidl no he ido, me niego a comprar nada que venga de ahí"

    ¿Que le pasa a Lidl?

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