Muchos de inmigrantes de Birmania y Camboya fueron a Tailandia en busca de trabajo y acabaron siendo vendidos a capitanes por menos de 300 €.
En todo el mundo existen cerca de 30 millones de personas que viven en régimen de esclavitud, de los cuales el 75% se encuentran en Asia.
En el mundo, cerca de 30 millones de personas viven en régimen de esclavitud, según los datos del Índice Mundial de Esclavitud, de los cuales
el 75% viven en Asia. No es un secreto que los países del sudeste asiático son un
caldo de cultivo de mafias de trata de personas que son vendidas para trabajos físicos extremos.
El diario británico ‘
The Guardian’ ha revelado un nuevo caso, también en Asia, de
esclavitud en las aguas de Tailandia, en el que se han visto involucrados grandes proveedores europeos y estadounidenses, como
Carrefour, Walmart, Costco o Tesco.
La
investigación, que ha durado seis meses,
ha concluido revelando grandes números de personas que han sido
compradas y vendidas “como si fueran animales” para trabajar, en contra
de su voluntad, en barcos pesqueros en aguas de
Tailandia en la producción y pesca de las gambas que luego venden estos comercios.
La principal productora de gambas del mundo,
Charoen Pokphand (CP),
compra el alimento que suministra a sus gambas de proveedores que
poseen, operan y compran productos de los barcos pesqueros que trabajan
con esclavos.
El
diario británico ha conseguido contactar con algunos de los hombres que lograron escapar de
los barcos que facilitan alimento tanto a CP como a otras compañías
acerca de las “horribles condiciones” en las que trabajaban, entre las
que se encuentran las jornadas de 20 horas, acompañadas de golpes
habituales, así como torturas o incluso, ejecuciones.
Algunos de los esclavos estuvieron faenando en el mar durante varios años;
a otros se les ofrecía metanfetamina para que siguieran trabajando.
Otros han visto cómo algunos de sus compañeros eran asesinados delante
de ellos.
Trabajadores inmigrantes, procedentes de Birmania y de
Camboya, también han confirmado al periódico que en algún momento fueron
esclavizados. Aseguran que
habían pagado a gente para que les ayudara a encontrar trabajo en Tailandia, en fábricas o en empresas de construcción, pero en su lugar,
fueron vendidos a capitanes de barco, en ocasiones por menos de 300 euros.
“Creía que iba a morir”, asegura Vuthy,
un monje que salió de Camboya en busca de trabajo y que fue vendido de capitán a capitán.
“Me tenían encadenado, no se preocupaban por mí, ni siquiera por darme
algo de comida… Nos vendían como animales, pero no somos animales, somos
seres humanos”.
Otra víctima de tráfico de persona dice que
llegaron a matar a otros 20 esclavos delante de él;
uno de ellos, atado miembro por miembro a las proas de cuatro barcos
que se separaron en el mar. “Nos golpeaban aunque trabajáramos duro”,
asegura otro. “Todos los birmanos, en todos los barcos, son víctimas del
tráfico de esclavos. Éramos tantos que era imposible contarlos a
todos”, añade.
Detrás de la esclavitud, una empresa con cerca de 25.000 millones de ingresos
La empresa CP cuenta con unos ingresos anuales de cerca de
25.000 millones de euros
y se define a sí misma como “la cocina del mundo”, ya que vende
diferentes productos relacionados con la gamba (alimentación, gamba
congelada, platos preparados) a proveedores de todo el mundo. Además de
Walmart, Carrefour, Carrefour, Costco o Tesco, ‘The Guardian’ ha identificado a las cadenas de supermercados
Aldi y Morrison,
clientes de CP. Todas ellas venden productos de gambas congelados o
platos con gamba preparados procedentes de la empresa tailandesa. Por su
parte, CP admite que el “trabajo esclavo” forma parte de su cadena de
suministro.
“
No estamos aquí para defender lo que está ocurriendo”,
asegura Bob Miller, el director de CP para Reino Unido. “Sabemos que
hay problemas con respecto a la materia (prima) que viene (del puerto),
pero es algo que no tiene visibilidad”.
Según explica el diario británico,
la cadena de suministro funciona así:
los barcos de esclavos navegan en aguas internacionales, fuera de
Tailandia, y pescan cantidades enormes de “morralla” y pescado
comestible. ‘The Guardian’ ha seguido el producto hasta las fábricas
donde
se muelen en harina de pescado para su posterior venta a CP, que la utiliza para alimentar a sus gambas de piscifactoría que luego vende a sus clientes internacionales.
No es la primera investigación sobre esclavitud
La
esclavitud en Tailandia no es una sorpresa,
aunque sea algo muy duro de comprender. El pasado verano, la Policía
detenía al líder de una banda dedicada al tráfico de personas, que había
confesado haber vendido inmigrantes de
Birmania como esclavos a diferentes pesqueros tailandeses. Mo Kyo, de origen birmano, tenía 42 años cuando fue detenido.
Tailandia
ha sido objeto de varias investigaciones en este sentido,
entre ellas una lanzada por la agencia de noticias Reuters, que
descubrió que los birmanos musulmanes de la etnia rohinghya que no
podían pagar sus billetes eran entregados a los traficantes, quienes los
vendían para trabajar en granjas o en los pesqueros tailandeses.
Durante estas investigaciones se recogieron numerosos datos que demostraban la
venta de personas para ser vendidos como esclavos.
Varios periodistas de la agencia, de hecho, visitaron un centro de
detención en Phang Nga, en el sur de Tailandia, donde comprobaron las
condiciones en las que vivían los birmanos: un grupo de casi
270 musulmanes rohungya, todos hombres o niños, vivían en celdas similares a jaulas, donde podían llevar hasta seis meses.
Fuente:
http://www.teinteresa.es/mundo/The-Guardian-Tailandia-Carrefour-Walmart_0_1154884805.html#sr=t&m=r&cp=%28sfgfssbm%29&ct=/jHW3QQcbCN-tmc&ts=1402553779